El formato de grabación en Super-8 surgió a principios de los años 60 y a día de hoy sigue siendo utilizado aunque no lo creamos. Con todos los avances para la grabación de vídeo, algunos directores en sus cortometrajes y determinados trabajados de grabación, este formato es empleado todavía para dar un resultado diferente a los vídeos convencionales. La esencia de las grabaciones en Super-8 es diferente a la estética que nos proporcionan grabaciones con cámaras HD. Es con el fin de buscar esa estética por lo que este formato se emplea, sin embargo, su nacimiento se remonta a décadas atrás.
Los inicios del Super-8 en el mercado
La reputada empresa estadounidense Kodak fue la que desarrolló este formato. El objetivo era el de conseguir crear un formato que dejase atrás al formato de 8mm, mejorando la calidad y las características de vídeo con el fin de que el mercado utilizase su tecnología. Fue lanzado al público en 1965.
Solo el nombre ya es una declaración de intenciones. La denominación “Super” trataba de indicar desde el principio que este formato era completamente superior al tradicional formato de 8mm. El origen del formato Super-8 fue el de acercar al público amateur la tecnología de grabación. Ponerla a su alcance poniendo a un precio más asumible para las familias, además de dispositivos que convirtiesen grabar vídeo en una tarea sencilla con una calidad de imagen mucho mayor.
Otro de los objetivos, además de mejorar la calidad de 8mm, era el de crear un nuevo estándar de cara al resto de formatos. Teníamos en aquel entonces, varias medidas que también fluctuaban según el país donde nos encontrásemos. Formatos de 9,5mm originales de Francia, desarrollado y lanzado al mercado en 1932, bastantes años antes. Hoy en día, la digitalización de vídeo en Super-8 es posible gracias a laboratorios de conversión como el que disponemos en Globamatic.
Ventajas del formato Super-8 frente al 8mm
En primer lugar, hay que destacar la mejora en la definición. La optimización que se consiguió con el formato Super-8 fue bastante notable en comparación con sus antecesores. En un espacio más reducido de cinta se conseguían imágenes de mayor calidad. También se redujo la cantidad de perforaciones. Esto ayudó a que la producción pudiese ser optimizada en cuanto a gastos de material y complejidad en la fabricación.
Mejorar la facilidad de uso fue otra de las preocupaciones de Kodak. Creando la tecnología de manera que los cartuchos de las películas de quita y pon, se consiguió que el cambio en las máquinas y la carga en sí, fuese más sencilla. Esto ayudó a que se este formato y sus dispositivos de grabación se popularizasen porque podían ser utilizados por público amateur. La capacidad de cada cartucho llegaba a tener 15 metros de largo, sin necesidad de utilizar cintas vírgenes de manera obligatoria o a tener que tratarlas con técnicas profesionales para ser reutilizadas.
El formato en Super-8 tenía incorporado de serie una serie de filtros que permitían automatizar los procesos de grabado. Estos filtros actuaban como indicamos de manera automática, de forma que la persona que grababa no tenía necesidades de ajustar determinados parámetros cuando grababa con una cantidad de luz excesiva o cuando la cantidad de luz era pobre.
Todo esto ayudó a que los resultados de grabación fueran más profesionales incluso sin tener grandes conocimientos de grabación. Gracias a estos filtros y a la automatización de otros aspectos clave como la sensibilidad de la emulsión, se consiguió crear un formato capaz de ser usado por cualquier persona interesada en realizar sus propias grabaciones.